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El maestro de Petersburgo de J.M. Coetzee

Posted by bibliopiedras en diciembre 9, 2009


El sudafricano John Maxwell Coetzee, recibió el premio Nobel en 2003 y su obra, casi siempre dura y desasosegante, es también una lúcida visión de la complejidad  del ser humano.

En El maestro de Petersburgo Coetzee recrea a su modo la figura del escritor Fiódor Dostoyevski, contando un episodio en el que el autor vuelve a San Petersburgo para averiguar  las circunstancias de la muerte de su hijastro  Pavel, que aparentemente se ha suicidado.

La historia emocional del padre que busca el perdón de un hijo al que abandonó por egoísmo (porque le molestaba en su relación con su nueva y joven esposa), se convierte en un complejo análisis sobre la relación entre padres e hijos, y en un documentado retrato del escritor ruso. Dostoyevski es en apariencia un hombre de talento, correcto, atractivo, ronda los cincuenta pero aún tiene mucho éxito con las mujeres, un escritor de prestigio que se entiende debe tener dinero… sin embargo, a lo largo de la novela, de su pensamiento y de sus actos se revela un hombre  inseguro, supersticioso, machista, endeudado por su afición al juego, egoísta, tirano (su joven esposa lo llama «el amo»), tacaño, insensible hacia los que sufren (los pobres, los animales), mujeriego, con una sexualidad exacerbada, morbosa, en la que llega a rozar la pedófila.

Junto al profundo retrato psicológico del protagonista, Coetzee introduce una reflexión sobre la época de la Revolución rusa en la que se sitúa la novela. Nachaev, cabecilla revolucionario, cuyo partido es «el partido de la Venganza», representa el enfrentamiento de los jóvenes contra el poder establecido (de nuevo, hijos contra padres) pero también un símbolo del pensamiento radical que llega a manifestarse en las formas más bárbaras: el terrorismo, los asesinatos sin sentido, la violencia y la devastación irracional. Curiosa la relación entre Dostoyevski y Nachaev pues aunque el escritor odia al revolucionario, sus historias y su forma de ser se parecen demasiado: los dos tuvieron un padre maltratador, los dos han sido jóvenes contestatarios (Dostoyevski llegó a estar condenado en Siberia), los dos presentan ciertos rasgos de locura y los dos son igualmente narcisistas e insensibles hacia los sentimientos de los demás.

Pero aún hay más en esta novela densa y difícil (quizá la más difícil de las que se ha leído hasta ahora en el Taller de Lectura) pero interesante y profunda. ¿Qué busca Dostoyevski en este viaje a Petersburgo? Busca el perdón, busca una señal de salvación, pero lo que encuentra en los escritos de su hijastro que le entrega la policía es únicamente un castigo, la prueba de que su hijo lo odiaba. En ese momento Fiódor podría comprender y perdonar, pero al contrario, se manifiesta igual a su odiado Nachaev: sobreviene el rencor y la necesidad de venganza. Y la venganza para él es sencilla: corromper los escritos de su hijo, inventar un Pavel que no es el chico agradable que todo el mundo ha conocido, sino un tipo mezquino y oscuro, ensuciar su imagen a través de la escritura, mientras los lectores asistimos al proceso creativo de un escritor, al proceso en el que éste pervierte y distorsiona la realidad.

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Aunque la novela es densa y compleja, en el taller ha gustado mucho. Ha gustado por todos los temas que trata y por los personajes que ha creado: Dostoyevski, Nachaev, pero también Anna la casera de Pavel, con la que el escritor inicia una relación, Matrioska, la hija de doce años de Anna, o el propio Pavel cuya personalidad se va dibujando también a través de la visión que de él tienen otros personajes.

En definitiva, una gran novela, difícil pero profunda y muy bien escrita.

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8 respuestas hasta “El maestro de Petersburgo de J.M. Coetzee”

  1. Germanete said

    El autor condensa con maestría los estadios del dolor q parecen solapar una crisis existencial del personaje.Cuando consigue tocar fondo creo q emerge lo peor de la naturaleza humana, con sentimientos q nos han llegado a producir auténtico asco, pero q lo fortalecen y motivan para llegar a un momento d lucidez en el q se redime y consigue dar sentido a sus actos.
    Se me olvidó el otro día comentar q me ha recordado al estilo d Houellebecq , otro q también te hace bajar a los infiernos para encontrar una respuesta.

  2. Role said

    Germanete. Me parece que al final se confirma que es un egocéntrico, no acabo de ver la redención del personaje.

    A Houellebecq no lo he leído pero tengo La ampliación del campo de batalla apuntada para leer.

    Saludos.

  3. germanete said

    Cierto: emerge lo peor d la naturaleza humana y el sentido q da a sus actos no es el correcto. La motivación no siempre va unida a lo moral y ético.

    D Houellebecq destacaría «La posibilidad d una isla».

  4. rodiles said

    Personalmente, este libro no ha llegado a «engancharme», a sido una lectura densa y aunque el libro no tiene un gran número de paginas, que te hace el camino más largo hasta la resolución final; no me ha ayudado a encontrarle ese punto de equilibrio. Personajes cerrados, dificiles y una trama donde me perdí sin brujala para guiarme a trvés de las páginas. La verdad, quizás fuí yo, que esa semana no estaba receptivo a la lectura de este trabajo de Coetzee. quizás es que simplemente el libro no ha dado con las clavijas de mi engranaje, para llegar dentro de mi ó tan siquiera hacerme pensar o reflexionar.
    Pero soy de los que pienso que cada libro tiene su lector, y a veces los libros salen al encuentro de los lectores y no al revés. «El maestro de Petersburgo» de J.M. Coetzee, desde luego, ni me esperaba, ni salió a mi encuentro.
    Un saludo a tod@s los que siguen el taller y sus lecturas.

  5. az said

    Jorge. Espero que el de este mes te esté gustando más 😉

    Es verdad que cada libro necesita su momento. Recuerdo que la primera vez que leí Cien años de soledad (en el instituto) me gustó pero tampoco me pareció nada especial. La segunda vez (en la universidad) aluciné. Recuerdo que al terminar de leerlo me puse a llorar. Me parecía increíble que alguien pudiera escribir algo así, una novela perfecta. «Ese» era el momento.

    Un saludo y hasta esta tarde 🙂

  6. cristian redondo said

    amigos lectores espero tener aluna relación, en platica con ustedes de esta gran obra soy de Colombia.gracias

  7. No soy muy lector de Coetzee solo lei antes Juventud; la influencia de Kakfka es manifiesta en varios pasajes del obra de Coetzee.
    El maestro es denso si , nada de fácil de leer pese a la maestría de su composición
    Una prueba para los que gustamos de la literatura de alto vuelo

  8. Anónimo said

    El maestro de Petersburgo, una obra maravillosa !!

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