Antonio Pilar, poeta castrillonense, comenzó publicando poemas en la revista local Náyade, que por entonces editaba la Asociación Punto y al arte. Tiempo después, su proyección poética ha ido creciendo hasta el punto de que durante el último año tres libros suyos han sido galardonados en importantes certámenes nacionales.
Antonio, que en la actualidad vive en Andalucía, volvió a casa en Navidad y donó a la biblioteca dos de sus libros, donación que le agradecemos. Aprovechamos para hablar con él, algo de lo que teníamos muchas ganas desde que nos hizo llegar Handle with care, una obra inspirada en las duras historias de personas que conoció mientras trabajaba en un Centro de acogida en Santander, un libro interesante, lleno de verdad y muy bien escrito que resultó una muy grata sorpresa y que no dejamos de recomendar.
Antonio, mucha gente escribe poemas en su juventud, poca después continúa haciéndolo. ¿Qué te motiva a ti a seguir escribiendo?
Pues la misma motivación que tenía entonces: la necesidad de escribir. No hay una reflexión consciente sobre el motivo, no la hubo entonces y ahora tampoco. Simplemente canalizar de algún modo la experiencia vivida, sobre todo aquellas que tienen peor digestión.
Handle with care parte de la realidad que encontraste siendo trabajador social en un centro de acogida, Manual de destrucciones es un libro sobre el desamor ¿Consideras que tu poesía es «poesía de la experiencia»? ¿Cómo logras escapar de la poesía puramente narrativa?
En principio, toda poesía es poesía de la experiencia porque parte de ella. En otro sentido, si me preguntas si mi poesía se enmarca en una tendencia poética específica, creo que eso sería más labor de un crítico. A mí es algo que no me preocupa. Yo escribo a partir de mis experiencias que incluyen las del resto de personas, como no puede ser de otro modo, algo que se puede ver en las dos obras que mencionas. También a partir de mi personal historial de lecturas. En cuanto a no caer en esa poesía puramente narrativa a la que aludes, he de decir que para mí, la poesía es básicamente la confluencia de los grandes temas humanos con los hechos más cotidianos en un territorio, el de la metáfora.
Handle with care recibió el Premio de Poesía Ciudad de Ronda, Manual de destrucciones: usos del fracaso amoroso, ha sido Premio Joaquín Benito de Lucas (Talavera de la Reina) y finalista en el prestigioso Premio Internacional Fundación Loewe ¿Te ha sido difícil publicar? ¿Cómo ves el mundo de la edición y los premios?
Realmente no me ha sido muy difícil publicar porque afortunadamente los tres libros que hasta ahora han visto la luz, han sido editados gracias a tres premios, que por desgracia es casi la única forma de ver publicada tu obra. El problema de la poesía es la distribución -al menos uno de ellos- ya que sólo las grandes editoriales tienen una gran difusión, algo que prácticamente sólo se logra obteniendo los premios que estas editoriales convocan. Pero hay que reconocer la labor que pequeños y no tan pequeños ayuntamientos hacen por la divulgación de la poesía organizando certámenes como, por ejemplo, el de Ronda.
¿Te ves escribiendo algo que no sea poesía?
Sí, de hecho tengo varios libros de relatos en busca de editor e incluso algo de teatro. Prosa y poesía son parte de la corriente de un mismo río.
¿Qué autores clásicos y actuales recomendarías?
Yo empecé a acercarme a la poesía por los grandes nombres: Machado, Lorca, Miguel Hernández o Rubén Darío, pero no fue otro que Ángel González el que me hizo comprender que la poesía es un trabajo social, que tiene una parte de arte y labor y otra de contacto con el mundo, con los otros. Introducir la realidad colectiva en la poesía devolviendo una visión poética que no sea oscura e incomprensible para lector es para mí algo esencial; y esto lo encuentro en autores clásicos y actuales como: Benedetti, Juan Vicente Piqueras, Juan Bonilla, Wislawa Szymborska, Julio Rodriguez, Jaime Gil de Biedma, Joan Margarit, Blas de Otero, Benjamín Prado, entre otros…
Piqueras, Julio Rodriguez o Juan Bonilla son quizá menos conocidos. Recomiéndanos algún libro en concreto de cada uno.
Por muchas razones de Piqueras recomendaría Atenas, Adverbios de lugar o Yo que tú, de Julio Rodríguez, Naranjas cada vez que te levantas o Tierra batida y de Juan Bonilla Hecho en falta (no hay error, es con H).
¿Sigues utilizando las bibliotecas?
Sí, todo lo que puedo. Aunque he de decir que la sección de poesía que yo frecuento padece la enfermedad del verso y apenas hay títulos actuales.
¿Te has pasado al libro electrónico o sigues prefiriendo el papel?
Sigo en el papel -mi papel- y creo que sobre él seguiré.
Domingo, 5 de julio 
Bibliopiedras 