Diálogos llenos de humor, una imaginación desbordante, personajes inolvidables, un clásico que todo el mundo conoce pero que no todo el mundo ha leído. En el Taller de lectura hemos leido Alicia en el país de las maravillas y A través del espejo de Lewis Carroll. Y por si a alguien le parecía un poco infantil (no lo es tanto) hemos propuesto combinar su lectura con Cuentos pa poner colloraos a los capiellinos de Jean Pierre Enard, la versión erótica de los cuentos tradicionales con Alicia como hilo conductor.
Lewis Carroll, matemático, fotógrafo y escritor creó las aventuras de Alicia para las hijas del deán Henry Liddell a las que acompañaba en sus excursiones por el río. Las historias gustaban tanto a las niñas, especialmente a Alicia (la cuarta hija de la familia) que decidió escribirlas y publicarlas, en colaboración con el ilustrador John Tenniel. La primera parte, editada en 1865 fue un gran éxito y ello le llevó a escribir una segunda parte seis años después.
En ambos libros Alicia (bien porque se cae dentro de una madriguera, bien porque entra dentro del espejo) encuentra la forma de pasar a un mundo mágico en el que reina la locura y el disparate y en el que los encuentros y desencuentros de los protagonistas son puro juego. Decía Virginia Woolf que «sólo Lewis Carroll nos ha mostrado el mundo tal y como un niño lo ve y nos ha hecho reir tal y como un niño lo hace». En las historias de Alicia hay mucho humor, mucho juego, ninguna moraleja y ningún prejuicio. La niña se guía por la imaginación, la curiosidad y el instinto, se deja llevar por sus emociones (se enfada, se ríe de las situaciones y conversaciones ilógicas), toma decisiones y no se muestra dispuesta a obedecer sin más.
Junto a Alicia personajes ya míticos (el conejo que siempre tiene prisa, el gato de Cheshire, la liebre de marzo y el Sombrerero, Humpty Dumpty o la Reina de Corazones con su grito preferido «Que le corte la cabeza») y otros igual de divertidos que, sin embargo, por alguna razón no han llegado a formar parte del imaginario popular como sí ha ocurrido con éstos.

Cuentos pa poner colloraos a los capiellinos / Jean-Pierre Enard
Algunos de estos personajes así como muchos de los poemas del libro son versiones o interpretaciones de otros que ya existían en la tradición anglosajona. Así es que, por un lado, Carroll retoma la literatura popular (los poemas del «nonsense», los cuentos tradicionales a los que despoja de moraleja) y al mismo tiempo, de una forma genial, casi visionaria, enlaza con la literatura más contemporánea (el surrealismo o el teatro del absurdo). Además Lewis Carroll crea de algún modo un género y su influencia es crucial en el desarrollo posterior de la literatura fantástica infantil y juvenil así como en el cine.
Genialidad aparte, la figura del autor presenta una parte oscura. Es destacable en la obra la forma en la que presenta a las mujeres: mandonas, iracundas y siempre enfadadas. Se dice que Carroll se sentía atraído (no se sabe hasta que punto) por las niñas, lo que es curioso es la forma en la que presenta a las mujeres adultas, a las que parece que más bien teme y rechaza. En el Taller, después de ver alguna foto de Alice Liddell en este tema hubo una inclinación a declararlo «culpable».
En definitiva en la reunión se habló de los mútiples valores de la obra, de su humor y también de estos detalles confusos y negativos del autor. Una obra que da para hablar bastante.
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Próxima lectura del taller:
Lejos de Toledo de Angel Wagenstein
y en el marco del Festival Internacional de Poesía «Palabra en el mundo» leeremos también una Antología poética de Ángel González.