William Stoner nace en una humilde familia de agricultores y acaba siendo profesor de literatura en una Universidad, donde permanecerá toda su vida. Esta novela nos cuenta la vida de este hombre, una vida sencilla, sin grandes altibajos, ni durísima ni heróica, una vida normal, una vida cualquiera.
Sin embargo esa vida cualquiera, tan bien contada como lo hace John Williams, se convierte en una forma de ponernos delante, ni más ni menos, que la vida con mayúsculas: la vida como un camino de pérdidas y de derrotas, la vida con mínimos momentos de felicidad, siempre ligados al afecto (a una pareja, a los hijos), la vida que siempre es demasiado corta, la vida a la que a veces es difícil encontrarle sentido. Stoner encuentra ese sentido en el estudio («lo único que nunca le ha traicionado») y en el amor a la literatura y a la Universidad. En la Universidad encuentra un entorno seguro, una vocación, una labor que siente que hace bien, encuentra las palabras que no existían en el entorno en el que pasa su infancia y también «La Verdad, la Belleza, el Bien» que están siempre «justo al doblar la esquina, en el próximo libro».
Esta novela no cuenta grandes acontecimientos pero expone elementos claves de la cotidianeidad: la presión social, las dificultades en el entorno laboral, los problemas de pareja, la relación con los hijos, la amistad, los distanciamientos, la muerte de los seres queridos, distintas piezas que se entretejen conformando la existencia de cada individuo. También nos muestra distintas formas de afrontar los vaivenes de este camino a través de los personajes: unos hacen evidente su insatisfacción vital, se envuelven en intrigas y ambiciones, muestran sus complejos, otros, es el caso de William, viven con integridad, soportando los fracasos con una paciencia extraordinaria, dándonos una lección de estoicismo.
La historia de Stoner empieza en el silencio y acaba también en el silencio, en medio, en esa existencia anodina, todo lo bueno y lo malo, las pequeñas alegrías y los frecuentes decepciones, las relaciones con los demás y una pequeña parcela de libertad donde ser uno mismo. La historia de Stoner empieza en el despertar del amor por el conocimiento, sigue el viaje voluble del día a día y termina con la gran pérdida, la gran derrota, que al mismo tiempo es el saber máximo: el momento en el que el protagonista comprende lo que es la vida («¿Qué esperabas?»), el momento en el que se encuentra cara a cara con la gran y última verdad.
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El libro ha gustado mucho en el taller, sólo a dos personas no les ha gustado, especialmente porque no les ha caído bien el protagonista, lo han visto demasiado pasivo, demasiado gris (pero es que el personaje tenía que ser así). El resto, sin embargo, ha disfrutado de esta gran novela, muy bien escrita, un libro al que no le sobra una coma, que nos invita a reflexionar, que nos conmueve por su sabiduría. Una joya que se ha convertido en un clásico contemporáneo con todo merecimiento.
Si hay que poner un pero es a la traducción, que no está mal pero está llena de leísmos y defectos como el uso incorrecto de las mayúsculas que llegan a molestar. ¿Dónde están los correctores de estilo ahora en las editoriales?
Bibliopiedras 